Elogio del desecho
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Autor
Paláu Castaño, Luis Alfonso
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Resumen
«El pensamiento clásico no le atribuye para nada valor al objeto, considerado como exterior y simplemente utensiliar (y el filósofo especialmente solo piensa o solo se expresa en un auditorio o un salón de clase que está vacío, si se excluye el tablero y los pedazos de tiza ¡que rara vez se utilizan!). La literatura tradicional también lo ignora; solo evoca algunos 'candelabros, tapicerías, un secreter, un espejo' que le valgan como ornamentos o símbolos. Es el sujeto el que merece todas las preferencias; él constituye el reino de la interioridad; él define la personalidad que, por lo demás, lejos de perderse en lo que la rodea, es ella misma la que lo constituye. Fueron los griegos los primeros en establecer la distancia entre el individuo y lo que lo rodea afuera, a tal punto que el hombre libre estaría emancipado de las menores manipulaciones y evitará todo lo tocante al uso (lo doméstico, lo útil, lo práctico). El artesano que fabrica productos y que trabaja los materiales no podría pretender 'según Aristóteles' el título de ciudadano. Por su lado, Platón le había reservado solo a los metecos las ocupaciones manuales y mercantiles; levanta su Ciudad lejos del río o del mar con el fin de que no conozca la tentación de los tráficos».