Uno de los principales problemas que afrontan las empresas hoy en día es la ejecución de la estrategia. En este sentido, las compañías son hábiles en la generación y presentación de sus planes estratégicos, pero fallan notablemente en la divulgación y la ejecución de los mismos. El modelo de Balanced Scorecard planteado por Kaplan y Norton se presenta como una metodología supremamente útil para describir la estrategia, comunicarla, desplegarla al campo operativo y conseguir los resultados esperados por la organización. El modelo plantea, en primera instancia, la definición de un propósito estratégico en el que se establecen la misión, la visión y los valores de la compañía. Posteriormente se determina la estrategia de la compañía, entendiendo la misma como aquel conjunto de actividades que se deciden aplicar de manera diferente a los competidores y que son reconocidas y valoradas por los clientes. Esta estrategia es formulada en un mapa estratégico, una herramienta en la que de manera sencilla y resumida se plantean los objetivos estratégicos que trastocan a todos los niveles de la organización. Estos objetivos son definidos considerando cuatro perspectivas: Financiera, de Clientes, de Procesos Internos y de Aprendizaje y Crecimiento. Establece la herramienta una relación causa – efecto entre los objetivos, que permite identificar el impacto que algunos de ellos tienen con las diferentes perspectivas.